Ell@s quieren, ¿y usted?

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Y es que el matrimonio tampoco puede tener discriminación; tema que en Cuba aún guarda recelos con las personas del mismo género.
Y es que el matrimonio tampoco puede tener discriminación; tema que en Cuba aún guarda recelos con las personas del mismo género.

Si usted cree que el amor es una capacidad inherente a todo ser humano, comprenderá entonces que no distingue entre sexo, edad, género, idiomas o etnias. Comprenderá esta historia.

Para Raymon Rodríguez González el amor no discrimina y asegura que “todos somos libres de amar y encontrar a nuestra persona indicada, si es que existe…”

El joven realizador eligió un documental audiovisual como género y lenguaje para terminar sus estudios en Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Sí quiero —nombre del material de casi 30 minutos—- fue estrenado en la pasada Muestra Joven Icaic que tuvo lugar en el mes de abril en esta capital…

La película estructuró un relato conformado por cuatro historias y ocho personajes con experiencias diferentes entre sí, pero iguales en esencia a su vez.

“Quería representar el amor entre personas del mismo género en la actualidad cubana, a través de las historias de vida de sus implicados, y qué mejor manera de representar el amor que mostrando al espectador sus vínculos afectivos a través de lo visual y lo sonoro. Las posibilidades expresivas del documental me sirvieron para presentar los relatos de vida en común de cuatro parejas homosexuales cubanas y demostrar así la necesidad del derecho al matrimonio de las parejas de personas del mismo género”, comenta.

Y es que el matrimonio tampoco puede tener discriminación; tema que en Cuba aún guarda recelos con las personas del mismo género. Ante esto Sí quiero se presenta como un audiovisual que pretende legitimar la posibilidad que deberían tener estos hombres y mujeres. Para lograrlo, su director utilizó la común frase “una imagen vale más que mil palabras”, pues el impacto emocional de las imágenes y los relatos contados por los propios implicados, “poder presenciar un abrazo, una mirada de complicidad, una sonrisa compartida, son instantes visualmente cargados de significado y emoción”.

Imagen tomada del perfil de facebook del entrevistado
Imagen tomada del perfil de facebook del entrevistado

—¿Y el público, está preparado para recibir Sí quiero?

—No se trata del primer documental cubano que incluye a personas LGBTIQ, pero podemos decir que sí el primero que enfatiza los deseos y exige derechos constitucionales para habilitar el matrimonio legal entre cubanas y cubanas, y cubanos y cubanos.

“El público de la isla está preparado para descifrar la propuesta del documental, no solo porque el fenómeno del que habla la obra es parte de la cotidianeidad de ese público, sino porque está contado por las propias personas que lo viven y lo padecen, que se muestran como iguales, que llevan una vida común, que trabajan, que aman, que merecen oportunidades legales que los asemejen con el resto de la sociedad”.

Jorge Luis y Abraham, Anet y Anais, Migue y Paquito, y Mónica y Elizabeth; fueron los valientes, los que quisieron compartir sus historias de vida en pareja. A ellos Raymon dedicó su primera película de no ficción.

Raymon piensa que desde los más pequeños hasta los mayores “deberían conocer las similitudes entre las afectividades amorosas de todos los seres humanos, sea cual sea su preferencia sexual. Deseo que cuando vean el documental sientan que las parejas homosexuales no son, en esencia, diferentes a las parejas heterosexuales, y por consecuente, deben estar en igualdad de derechos ante la ley”.

“Espero además que el público comprenda que el cumplimiento del legítimo deseo de quienes dicen ‘sí quiero’, ha de ser entendido como la materialización de un derecho, que los coloque en plano de igualdad y constituya solución para los conflictos que se derivan de la comentada imposibilidad de dar carácter legal a la relación sentimental que los une”.

Raymon cree que el documental gustará, al menos eso espera, pues asegura que “a los espectadores les emociona verse reflejados en las historias que se muestran en la pantalla”.

En el documental cubano la realidad de protagonistas homosexuales no ha sido frecuente. Presentar historias de personas LGBTIQ en las pantallas debe ser la regla y no la excepción. En la actualidad se muestran en la pantalla cubana, solos, o con parejas del sexo opuesto para mantener una postura “normal” para con la sociedad. Como en el caso del personaje protagónico de Fresa y Chocolate, los gais y lesbianas representados en el cine nacional no se muestran como parte de una relación estable, de apoyo y amor, sino como entes solitarios”.

Es, entonces, la ópera prima del pinareño, periodista y joven realizador Raymon Rodríguez, una muestra de esa otra cara que han ocultado los medios tradicionales cubanos de la comunidad LGBTIQ. A pesar de la imposibilidad legal del matrimonio para las parejas del mismo género, en Cuba las uniones de parejas homosexuales son crecientes y eso lo muestra Sí quiero.

...yo espero que en pocos años este documental sea solo el recuerdo de aquel tiempo en que todavía en Cuba dos hombres o dos mujeres no podían unirse como pareja ante la ley. ¡Ámense mientras!”.
…yo espero que en pocos años este documental sea solo el recuerdo de aquel tiempo en que todavía en Cuba dos hombres o dos mujeres no podían unirse como pareja ante la ley. ¡Ámense mientras!”.

“Con Sí quiero queríamos que el espectador fuera testigo de las vivencias que presenta la obra, que se sintiera cerca de los protagonistas y que percibiera la veracidad de su relación amorosa, que les lleguen sus palabras. Me gustaría que la visualización propicie un debate acerca de la necesidad de normas legales en favor de los derechos de parejas homosexuales en Cuba, fundamentalmente al matrimonio”.

“Quiero decirle a la comunidad que se sienta reflejada con mi documental, que tengan los mismos sentimientos de querer casarse y no poder realizarlo, que quieren tener los mismos derechos… Sigan unidos, apoyándose, ahora mismo en Cuba es imposible la unión legal entre dos hombres o entre dos mujeres; lamentablemente, solo queda esperar… Y yo espero que en pocos años este documental sea solo el recuerdo de aquel tiempo en que todavía en Cuba dos hombres o dos mujeres no podían unirse como pareja ante la ley. ¡Ámense mientras!”.

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