Alfredo Rodríguez Jr: «La música son sonidos que traigo de otro lugar»

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Alfredo Rodríguez está de visita en la casa de su abuela materna, en lo alto de un edificio del municipio Centro Habana. El pianista observa desde el balcón los tonos grises de la ciudad y la llegada de un crucero que recorre las aguas tranquilas del malecón habanero. “Estoy muy conforme con que Cuba se abra al mundo y las personas visiten nuestro país para que conozcan lo que somos, lo que hacemos bien y lo que hacemos mal. Siempre he querido dejar claro que los músicos cubanos que estamos fuera del país somos igual a los que viven dentro. Queremos venir a tocar aquí como tocan en otros países los que viven en Cuba. Pero a los que vivimos en Estados Unidos eso nos cuesta bastante trabajo. Creo que eso se debe mejorar”, dice este prestigioso pianista cubano

Alfredo Rodríguez, 31 años, pantalón y camisa negra, pelo sobre los hombros, es una de las potencias del joven jazz cubano más reconocidas en Estados Unidos. Ha trabajado estrechamente con Quincy Jones, uno de los productores de mayor relumbre en el panorama sonoro mundial, ha colaborado con leyendas del jazz como Herbie Hancock y Chick Corea y alcanzó una nominación en 2015  al Grammy por su segundo disco The Invasion Parade. Su carrera, como casi todas las grandes cosas en la vida, comenzó a partir de una decisión con la que puso todas sus cartas en riesgo.

“Me radiqué en Estados Unidos cuando estudiaba en el cuarto año de piano  en el Instituto Superior de Arte. Me faltaban  4 meses para graduarme pero tenía una oferta que no podía rechazar. Quincy Jones me vio en un festival en Suiza,  me ofreció trabajo y me dijo que me podía ayudar”, recuerda el pianista, hijo del popular cantante Alfredo Rodríguez.

“Para él y su equipo”, continúa el músico, “era muy difícil, casi imposible, venir a Cuba y grabarme. Por eso tuve que quedarme en Estados Unidos cuando giraba con mi papá por México en 2009. Las relaciones entre EE.UU y Cuba eran muy difíciles en ese momento y esa era la única forma para avanzar con mi carrera. Por eso decidí dar el paso”.

El joven pianista, nacido en La Habana en 1985, recuerda que Jones lo ayudó desde su aterrizaje en Los Ángeles. “Cuando me fui lo visité en su casa en la primera semana y me abrió las puertas.  Gracias a él he aprendido mucho. Ha sido el productor de todos mis discos, hemos realizado varios conciertos juntos y me ha enseñado nuevos caminos dentro de la música y el jazz”.

Alfredo Rodríguez Jr. y Quincy Jones

¿Qué has aprendido realmente de Quincy Jones?

Él es una enciclopedia y se aprende mucho a su lado. Me ha ayudado a no encasillarme en un solo género. Lo primero que me dijo cuando llegué a Estados Unidos era que tenía que ser yo mismo. Al principio no lo entendí del todo pero poco a poco lo fui comprendiendo. Fue una enseñanza muy importante porque me ayudó a descubrir mi verdad y a seguir trabajando con él durante casi 10 años. Siempre me enseñó que no podíamos mostrar una persona que no éramos. Teníamos que ser fiel a nosotros mismos y a lo que buscamos en la vida. Recuerdo que cuando terminé de tocar en el festival, Quincy se acerco a mí y me dijo que le gustaba mucho lo que estaba haciendo, que era muy novedoso y diferente al trabajo del resto de los jóvenes músicos. La química y la energía es muy importante en estos casos y eso existió entre nosotros. Llevo caso diez años trabajando con ellos y existe una relación artística y familiar entre nosotros. Creo que sintió algo especial por mi música, por mi forma de ser, y me siente muy afortunado de mantenerme aprendiendo de un grande de la música de todos los tiempos.

¿Recuerdas como un proceso traumático la decisión de emigrar hacia EE.UU.?

Creo que no. Yo quería hacerlo. Con 22 años tenía mucha inquietud de ir a otros países y conocer otras cosas para mí desarrollo y el de mi música. Yo no sabía inglés y no conocía a qué cultura me iba a enfrentar. Tampoco tenía familia en los Estados Unidos, solo mi  mánager que era el mismo de Quincy. Quería haber terminado mis estudios en el ISA, pero no podía desaprovechar la oportunidad que me brindó Quincy.

Has sido considerado una de las figuras prominentes de las nuevas generaciones de jazzistas cubanos, incluso, para mayores méritos,  Quincy Jones te calificó como uno de los mejores pianistas del mundo. ¿Cómo nació esa forma de interpretar el jazz marcada por el mestizaje estilística y la visión espacial dentro de la música?

Yo tocaba música clásica en la escuela Manuel Saumel. Mi tío, que no tiene mucho conocimiento del jazz, se estaba mudando para una casa nueva. Ese lugar estaba vacío, lo único que tenía sobre una repisa era un disco original de Keith Jarrett, un gran improvisador y jazzista. Mi tío me regaló el CD. Empecé a escucharlo y me cautivó totalmente. En un principio sentí que era algo muy nuevo para mí. Sentí que Jarret tocaba en el piano cualquier cosa que le viniera a la cabeza. Luego yo quería hacer algo parecido y no repetir nada. Desde ese momento, con Jarret en la cabeza,  empecé a inventar para sobrevivir y salir adelante como hacemos los cubanos.

¿Cómo fueron los primeros años de tu carrera en EE.UU?

Yo nací escuchando Bola de Nieve, Benny Moré y mucha de la música de los 50 que oía mi papá. Al llegar a EE.UU mis influencias cobraron mucho más sentido. Los Ángeles es una ciudad muy cosmopolita, con gente de todos los países. El peso de su cotidianidad también se percibe en mi música. Seguí tocando la música de María Teresa Vera y Joseíto Fernández como me venía a la cabeza. Me dijeron que mi obra sonaba a la música de los 90 y los 2000. Todo mi aprendizaje anterior me sirvió de mucho, fue como una influencia de muchos lados. Soy un improvisador de mi propia vida. Eso se refleja, al menos desde mi punto de vista, en mis discos. Por ejemplo, se percibe mucho en mi tercer álbum, Tocororo. Para su grabación invité a muchos artistas de varios países. Desde Camerún, Líbano, pasando por España, la India y Bulgaria, hasta Costa Rica, Cuba, Brasil y Estados Unidos.

¿Alguna vez pensaste ver un disco tuyo nominado al Grammy?

No he sido un músico de premios y eso me sorprendió mucho. Ganar este tipo de reconocimientos no ha sido tal vez mi meta y no aplico mucho a esos concursos. No me lo estaba esperando. Uno debe hacer la música para ser feliz y después, si salen cosas tan bonitas como esa, bienvenidas sean. En verdad,  saber que mi música es reconocida es muy reconfortarte.

Has logrado tocar con varios de los héroes de tu formación musical, algo con lo que sueñan la mayoría de los músicos…

Así es. Ha sido un sueño, por ejemplo, tocar con Herbie Hancock y Chick Corea. Tenía toda su música en casetes y luego en discos. Miro para atrás y realmente ha sido una oportunidad increíble, una gran experiencia para un joven como yo. Son muchos los artistas con los que he tocado, pero compartir escenario con ellos está entre las cosas más grandes que me han pasado. Ambos me recibieron con los brazos abiertos, porque la música cubana es muy fuerte y siempre despierta gran curiosidad por todo lo que tiene que ofrecer.

Los jóvenes jazzistas cubanos están triunfando internacionalmente y sus actuaciones alcanzan relevantes críticas en las principales revistas musicales. ¿A qué crees que respondan esos triunfos?

Se están haciendo cosas muy bonitas en mi generación de músicos. Hemos vivido procesos muy fuertes que nos han definido, como el Periodo Especial. Eso se refleja en la música, además crecimos bajo la influencia del movimiento de la timba. Todo eso nos hizo ser inventivos y creativos y buscar nuestra verdad. Por otro lado, en Cuba la enseñanza es muy fuerte y los maestros increíbles. Cuando estudié había una competencia muy bonita entre los alumnos. También tenemos una música folclórica muy importante y si logras unir ambas influencias puedes lograr algo muy interesante que atraiga la gente. Pero hay que saber que significa el triunfo para cada persona. Para algunos es quedarse en un cuarto tocando el piano; para otros que te oiga mucha gente.

¿Cuál es el significado del  éxito para ti?

El éxito para mi es ser feliz. Para lograrlo necesito algunas cosas, no tantas. Necesito estar conforme con lo que hago y hacerlo por mi bienestar y paz interna, sin estar pensando en dinero ni cosas materiales, ni cumpliendo las exigencias de alguien que me diga lo que debo hacer. Desde hace muchos años he buscado mi mundo espiritual y lo he alcanzado. Por otra parte me siento muy bien conmigo mismo porque nunca he quitado a nadie para ponerme yo. Eso me lo enseñaron mis padres y lo he cumplido. Por eso estoy feliz cada vez que me acuesto.

Eres hijo de uno de los cantantes más populares de Cuba en  las últimas décadas. ¿Cómo es la relación con tu padre?

Todos los días hablo con mi papá. El está en Miami con mi madre y mis hermanos. Eso es bueno porque nos mantenemos muy cercanos. Nosotros siempre fuimos una familia muy unida y yo voy a visitarlos a Miami cada vez que puedo. Estoy bastante solo con mi novia en Los Ángeles, donde no hay tanto “cubaneo” como en Miami.

Alfredo Rodríguez Jr. junto a su padre

¿Por qué crees que  tu padre se fue de Cuba?

Mi padre se fue porque yo lo hice antes, aunque a él ni a mí nos gusta utilizar ese término de “irse”. Si yo no me hubiera ido, él tampoco. Nosotros somos de Cuba. Mi papá siente Cuba como nadie. Como yo me fui, él decidió irse detrás de mis alas, porque siempre ha dicho  que un hijo es más importante que cualquier otra cosa. Por eso está en Miami. Si yo viviera en Cuba, él estaría aquí”.

Radicas en Los Ángeles hace casi 10 años, ¿por qué no has vuelto a tocar en Cuba?

Me encantaría tocar en Cuba. Me encantaría hacer un gran concierto y traer gente de otros países a tocar, tengo muchos amigos que quisieran hacerlo. Este es mi país y aquí tengo a parte de mi familia. Vengo cada año porque tengo que llenarme de gasolina en Cuba y ver qué está pasando. Pero quisiera que me dieran la oportunidad de tocar, hasta ahora no me la han dado.

¿Has pensado grabar con alguna disquera cubana?

Me gustaría grabar con disqueras de la isla pero tampoco me lo han propuesto. Me escriben desde muchas disqueras importantes en el mundo, pero lamentablemente no me han contactado las cubanas. Yo estoy dispuesto a ofrecer todo lo que tengo a las disqueras de mi país y a compartir mis enseñanzas con los niños en las escuelas. Próximamente publicaré mi cuarto disco y sería un placer presentarlo aquí. Creo que estará para septiembre.

*EL VIDEO PUBLICADO EN ESTE ARTÍCULO ES UNA PRODUCCIÓN DE HAVANA CULTURA / EL MATERIAL ES UN ADELANTO DEL ORIGINAL.

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