Kamankola sopla letras al viento

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'yo solo quise hablar de amor, en la posguerra de la paz'. Fotos cortesía del artista
'yo solo quise hablar de amor, en la posguerra de la paz'. Fotos cortesía del artista

A drelo (sic) suelto y descamisao… desfasao, así se describe Jorgito Kamankola en el primer sencillo de su más reciente producción musical Viento, la tercera de su carrera en solitario, aunque sus inicios en la música datan del lejano 1999, cuando “dos socios del barrio hacían rap y comencé con ellos en un grupo que se llamaba Sentencia. Ahí empezó todo”, recuerda.

Para este joven intérprete “las canciones son un mundo aparte, es un misterio que nunca voy a descubrir por completo. Me siento orgulloso y feliz de poder hacer canciones y poder de algún modo descifrar ese misterio tan hermoso. Por eso trato casi siempre de tener papel y bolígrafo a mano y si no, tengo una aplicación en el celular para tomar notas porque acostumbro a pescar cosas, las letras salen de lo más mínimo, y por eso ando con el ‘armamento’ cerca”, comenta.

Viento muestra la evolución en la música de este cantautor, donde mantiene su sello de trovador/rapero y la fusión con otros géneros (rock, pop), siempre dejando espacio para la guitarra a secas como en Desnuda traes luz y Siento libertad, dos de los temas más íntimos del fonograma junto a Háblame de amor.

Siempre hay espacio para la guitarra en sus presentaciones
Siempre hay espacio para la guitarra en sus presentaciones

A Kamankola lo inspira su país ―afirma― la necesidad de vivir en Cuba y de cantarle a las cosas buenas y a las malas, pero más que nada, le “inspira el amor”, y esa sentencia está implícita en sus composiciones.

En la chusma, A mi aire, Detrás de mí, son temas donde Kamankola muestra de donde proviene ese afán de escribir sobre y desde Cuba, con la sinceridad que lo caracteriza desde su primer álbum Antes que lo prohíban. De dónde es y hacia dónde se dirige está presente en estas letras.

Libre, Hazte viento, Trazos de senda y Háblame de amor muestran a un artista más sosegado, la necesidad de expresar sus vivencias: el andar de la calle, amores y desamores; de casi todo o casi nada, pues al fin y al cabo ―dice― “yo solo quise hablar de amor, en la posguerra de la paz”.

“La mayoría de estos temas me llegaron como un viento suave que te da vida… te calma. Pero también estaban esos como una ventolera que te hace sufrir, por eso Viento resumía todo ese sentir. Todos los discos tienen un proceso de estado y este resume una parte de mi vida, especialmente fuera de aquí, aunque todas las canciones se relacionan con Cuba. Me sentía afuera, pero nunca lejos de aquí”, añade.

'Sinceramente, no me considero más que una persona quien hace temas medio rapeados, quien se mete las madrugadas escribiendo'
‘Sinceramente, no me considero más que una persona quien hace temas medio rapeados, quien se mete las madrugadas escribiendo’

Vale destacar igual en este CD la producción musical de Giordano Serrano y Ernesto Blanco, quienes brindan una sonoridad más contemporánea, dándole un sonido más rocanrolero, pero sin perder el espíritu de juglar bohemio que rodea las composiciones de Kamankola.

Otro punto de contacto en sus tres producciones es el crowdfunding, mecanismo que le ha dado no pocos dividendos en el último lustro: “Esta alternativa da mucha libertad para hacer con tu disco lo que realmente tú quieras y muestra otros mecanismos y caminos funcionales, fuera de lo ya establecido para un músico.

“Sinceramente, no me considero más que una persona que hace temas medio rapeados, que se mete las madrugadas enteras escribiendo, de ahí pa´lla no sé nada más”, así dice Jorge Lian García Díaz, sin que le formen “kamankola”.

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