No sé si es la sombra de ellos, el vacío, la reminiscencia o son los tres. El delirio habanero fue haber visto cantar a Celia Cruz con Benny Moré en esta isla. Al fin y el cabo esta ciudad es un espacio físico delirante abrazado por dos costas que se desbordan entre la lágrima y la utopía como asignaturas pendientes.
Entonces queda empozado un lírico desgarre en el alma. Una obsesión de tres disparatados seres por encontrar(se) una ciudad que no es ya la de su realidad sino en sus imaginerías. Una marcada sensación de despojo y melancolía los aterra y despedaza con la misma fuerza con que los anima a soñar –léase evocar- un imposible. Un viaje al desarraigo o un regreso a la identidad? Solo sé que tan pronto me senté en la luneta iban a sucederme dos cosas, la primera es que no saldría de allí el mismo cubano, la segunda justamente que iba a sincerarse el tema cubano desde la cosmogonía de los personajes. Otra asignatura pendiente para nuestra cultura, nación, identidad, existencia, reconciliación.
Todo a partir de un texto emblemático del destacado actor y dramaturgo cubano Alberto Pedro, Delirio habanero (1994), que el director Raúl Martín y su grupo Teatro de La Luna han hecho suya entregando una puesta en escena apasionante y agradecida.
Reparto:
Varilla: Luís Manuel Álvarez (actor invitado de Teatro El Público)
El Bárbaro: Yasel Rivero
La Reina: Yordanka Ariosa
Música y arreglos: Rafael Guzmán
Asesoría teatral: Bárbara Domínguez
Asesoría psiquiátrica para el estreno: Delia Cañizares
Asesoría danzaria para el estreno: Odwen Beovides
Asistencia de Dirección Yanco Marrero
Producción: Raúl Martín, Yanco Marrero y Niurka Ávila
Utilería y asistencia de producción: Leonardo Venego
Confección del vestuario y escenografía: Talleres de Tecnoescena
Escenoplástica: Maykel Martínez
Maquillaje y peluquería: Maykel González
Luminotecnia: Norberto Parra
Sonido: Aleosel Ojeda
Equipo técnico: Sala Adolfo Llauradó
Dirección general Raúl Martín
