Música en PAUZA

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PAUZA

Talento, gracia y virtuosismo se combinan en un dúo de Djs que saben regalar a su público, como pocos, toda la energía que puede emanar de la música electrónica. Las muchachas de Pauza, Paula y Zahira, crecen profesionalmente a un ritmo vertiginoso y extienden sus dominios por toda la ciudad y otras partes del mundo. En una de estas tardes cálidas, el dúo accedió a compartir con Zafra Media sus puntos de vista y experiencias sobre su quehacer artístico.

¿Cómo nació Pauza?

Zahira: Mi hermano mayor es DJ, y yo desde joven he estado saliendo a las fiestas de música electrónica y siempre me ha gustado ese género. Paula y yo nos conocimos en esas fiestas e hicimos una gran amistad. Luego me avisaron para un curso de Dj, solo para muchachas, y me dije “vamos a ver qué tal”. Le avisé a Paula y fuimos. De ahí resultó Pauza. El nombre es la fusión de nuestros nombres, por eso es con z. Además, tiene que ver con el tipo de música que hacemos.

Foto: Racso Morejón

¿Tú interés por la música surgió a partir de ese mismo curso?

Paula: Yo estudié Informática y Zahira Economía, o sea, cosas que no tienen que ver con el oído y la educación musical. Pero yo había estudiado dos años de guitarra de forma independiente y siempre he sido amante de la música. Crecí escuchando rock and roll y géneros similares. Zahira igual, por su hermano, desde que tenía cinco años estuvo escuchando Prodigy.

Nos conocimos en una fiesta donde había una Dj que mezclaba la electrónica con el rock and roll. Yo venía de un trasfondo más rocanrolero y ella de uno más electrónico, y ese día, en el Maxim Rock, nos encontramos. Yo le comenté que me gustaba esa música y Zahira me empezó a recomendar fiestas que me podrían interesar y me fui metiendo más en ese mundo. Luego nos avisaron del curso y lo tomamos más en serio.

¿Decidieron entonces empezar el grupo en el taller?

P: El taller lo impartió el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica, la empresa que auspicia a los Dj musical y legalmente. Dimos solfeo, clases de mezcla, de masterización, de producción musical; varias asignaturas. Duró algunos meses y todos los profesores eran Djs. Dailé Sosa, que era la baterista de X Alfonso en aquel momento, nos dio clases de solfeo. Pero todo era muy ABC, muy básico. Si querías más dependía de tu interés.

Zahira y yo siempre tuvimos gustos similares, en cuanto a género, al tipo de artista. Éramos, además, las más jovencitas del grupo y cuando cada uno salió independiente, nosotras, al ser mejores amigas y tener tanto en común, decidimos entre las dos hacer algo diferente y juntarnos. Así aprovechamos la química que teníamos.

¿Cómo lograron realizar un trabajo en equipo que casi siempre se hace individual?

Todo surgió muy espontáneo, como el mismo nombre, el cual se nos ocurrió sin pensarlo mucho y nos encanta porque tiene pegada y tiene que ver muchísimo con nosotras. En el trabajo siempre nos compartimos las ideas y así creamos. En vivo también trabajamos juntas.

¿Qué se siente animar a tanta gente, que tantos bailen con lo que hacen?

P: Esa fue una de las cosas que me animó a ser Dj. Yo siempre estuve del lado del público, y veía cómo esa persona emitía sensaciones a la audiencia, y me asombraba cómo el Dj podía, al escoger un tema, crear esa reacción radioactiva entre la gente. Yo quería hacer la misma magia con el público, provocar las mismas reacciones.

Z: Para mí fue un reto porque yo soy muy tímida, y pararme delante de mucha gente es difícil; pero cuando estoy en el escenario soy otra persona: me desinhibo.

P: Es una retroalimentación también, pues para poder transmitir esa energía el público tiene que dártela. La energía fluye de lado a lado del escenario.

¿Cuáles son sus influencias musicales y por qué creen que es importante rescatar o retomar los géneros tradicionales cubanos?

P: Nosotras hacemos piezas que van de un extremo al otro. O sea, buscamos lo más tradicional y lo mezclamos con lo más contemporáneo. Pensamos que es una forma de rescatar los ritmos cubanos que están llenos de riqueza. Por ejemplo, viene muchísima gente de afuera a robarse talentos de Cuba. Pensamos, entonces, que sería absurdo no usar esa herramienta. Además, suena muy diferente a lo habitual en la electrónica, a esos sonidos ácidos que vienen de Europa, Alemania y del norte de EU. Nosotras creímos que debíamos hacer ese tipo de mezcla con ritmos como el cha cha chá, el pilón, la rumba. Estas fusiones con la electrónica suenan súper bien. Lo disfrutamos muchísimo.

Trabajamos con estudiantes del ISA y nos retroalimentamos, pues no tenemos tantos estudios teóricos. Nos expresamos todos a través de la música. Por ejemplo, el último tema que hicimos lo grabamos con un muchacho que tiene 16 años muy talentoso, que ya ha ganado premios; y con un musicólogo que está haciendo la tesis sobre la música electrónica en Cuba, un trabajo muy detallado que incluye experimentos desde el punto de vista neurológico para entender qué siente la gente ante diferentes estímulos.

Foto: Racso Morejón

¿Qué lugar ocupa la música electrónica en un país como Cuba donde los medios oficiales priorizan la música popular bailable de las orquestas tradicionales y los jóvenes optan más por el reguetón y el trap?

P: Para mí han existido diferentes etapas en la historia de la música electrónica en Cuba. Antes había fiestas de 60 personas, pero las cosas cambiaron mucho con el concierto que dio Major Lazer, al que fueron casi un cuarto de millón de personas. Para el Ministerio de Cultura, por ejemplo, fue una sorpresa porque creo que no sabían que existía tanto público para eso.

Z: Eso y los diversos festivales de música electrónica que se han celebrado, los que ha hecho el proyecto Sarao, por ejemplo. Sarao se ha encargado de buscarle un espacio a los Djs, una sede para esa música. Los Djs están tocando en más lugares y reuniendo más público. Ha cambiado para mejor. La Fábrica de Arte Cubano también ha sido un buen espacio para este género.

¿Cuán complicado puede resultar el acceso a la tecnología necesaria para la producción de música electrónica?

P: Aquí no existen tiendas para acceder al equipamiento que uno necesita, pero eso no es algo que le corte las alas a nadie. No lo tienes, pero se busca la manera, ya sea a través de amistades o familiares que viven fuera o cualquier otra vía.

Z: Y si no, con la computadora uno trata de suplir las carencias.

P: A lo mejor nos falta, por ejemplo, un sintetizador específico, pero con mezclas nos acercamos. Con ingenio se logran las cosas.

¿Existen obstáculos para realizar música electrónica?

P: Para mí los obstáculos están en tu mente. Como dije, si te falta algo siempre hay una manera de darle la vuelta. Con software se puede salir adelante y lograr las cosas. A mí para producir nada me ha frenado. Siempre busco una vía.

¿Y desde el punto de vista de la orientación? ¿Cómo se divulgan talleres como el que ustedes asistieron?

Si te interesa empezar en la música electrónica, lo primero es seguirla. Ya ahí el interesado se irá mezclando y verá cómo puede comenzar a producir si eso es lo que le gusta. El Laboratorio (de Música Electroacústica) es un lugar al que ir para informarse, al igual que la Asociación Hermanos Saíz. Los dos abren cursos del mismo tipo del que pasamos nosotras.

¿Existen dificultades que provengan de ser el único dúo femenino de Djs en la escena nacional?

P: Nunca le he visto un lado negativo, todo lo contrario. Hemos sido muy bien aceptadas, una rareza que a la gente le encanta. La diferencia atrae en nuestro caso. Siempre nos han apoyado.

¿Consideran importante su imagen visual como artistas?

Z: Nuestra imagen no es una creación consciente, siempre nos hemos vestido así, es natural. Paula siempre ha usado sombrero y yo no tanto, pero cambié y muchas veces usamos el mismo tipo o diferentes, pero nos encantan los sombreros. Es parte de la imagen y te ayuda a que la gente te reconozca. A veces cambiamos el tipo de sombrero de acuerdo a la música, algunas veces más tradicionales y otras más modernos.

¿Cómo ven el panorama actual de la música cubana?

P: Yo veo todo progresando, a veces más lento, otras más rápido, depende de la escena que mires, pero es parte del desarrollo de la cultura de cada país.

¿Se sienten realizadas musicalmente? ¿Planes futuros?

Sí, estamos muy contentas. Y queremos llevar la música electrónica cubana a otro nivel. Hemos estado en Turquía, Trinidad y Tobago, Rusia, México, Surinam, Panamá y siempre defendiendo lo que hacemos. Queremos que el mundo entero conozca la música electrónica hecha en Cuba.

¿Dónde se presentan frecuentemente?

En muchos lugares, sin algo específico porque le dedicamos tiempo a la producción. Nos pueden seguir por las redes sociales y ahí se enteran. Tocamos a menudo en FAC, en EFE Bar, pero variamos con frecuencia.

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