Fats Domino, leyenda del rock and roll, muere a  los 89 años

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Fats Domino / ABC

 

A Fats  Domino ya lo habían dado por muerto. Fue cuando el huracán Katrina asoló en 2005 New Orleans, y su cuerpo, decían,  había sucumbido a las inundaciones.  Tras varios días de incertidumbre,  fue rescatado por un helicóptero de entre  las ruinas y rompió luego su silencio para ofrecer conciertos a los damnificados y la reconstrucción de su ciudad.  Ahora, 12 años  después, Fats acabó despidiéndose definitivamente a sus 89 años en su casa de Nueva Orleans junto a su familia y amigos.

Fats fue uno de los padres del rock and roll durante los años 50  pero su influencia nunca estuvo suficiente reconocida como la de otros pioneros, Chuck Berry o Little Richard, por no hablar de Elvis Presley.

Es sabido que  en la época todos los músicos negros que podían coquetear con el triunfo debían  primero sortear los obstáculos del  racismo que imperaba en el Estados Unidos de los 50. Con Fats las reglas del juego no cambiaron. El músico explotó con el tema Ain’t that a shame pero la industria puso toda la carne en el asador para que se hiciera popular la versión del Pat Boone, un músico blanco del mainstream. Finalmente el tema de Boone, a quien, no obstante,  hay que reconocerle su capacidad para llevar la música ninguneada de los negros al público  blanco,  fue un éxito y alcanzó el número uno en la listas. Pero el tiempo le hizo justicia a Fats y ya todos reconocen su canción como un himno en su repertorio.

En los años posteriores, Fats— que comenzó a grabar cuanto Elvis Presley aún tomaba clases en el instituto— dio forma a una carrera que resume la propia historia del rock, el jazz y el rhythm and blues en Estados Unidos. Publicó una extensa discografía en la que aparecen más de 20 discos de oro, un premio Grammy,  más de 60  millones de copias vendidas y éxitos como el impecable  Ain’t that a shame junto a  Blueberry Hill, Whole Lotta Lovin , y Blue Monday. Su versión de Lady Madonna, de Los Beatles, fue celebrada hasta por sus autores, Lennon y McCartney.

El pianista, compositor y cantante, miembro del salón de la fama del rock and roll, prefirió una vida alejada del paroxismo de  las cámaras y apenas salía de su ciudad natal. Tras el paso del huracán Katrina regresó a los escenarios para ofrecer una serie de conciertos en ayuda a  los damnificados  en Nueva Orleans desde donde Fats conquistó Estados Unidos y venció hasta el poder terrible de un huracán.

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