Dave Mathews es uno de los héroes del rock and roll venerados por varias generaciones en Cuba. Recuerdo en los años 90, esos tiempos duros y difíciles que definieron radicalmente la vida y las expectativas de los cubanos, como éramos unos adolescentes que escuchábamos los temas de este músico junto a clásicos de Nirvana o Pearl Jam para demostrarnos que en ese momento toda la libertad posible podía quedar resumida en una canción.
Viéndolo bien, nunca fuimos más libres que cuando nos marchábamos del preuniversitario con los audífonos de un viejo reproductor que entre los gritos delirantes de Kurt Cobain y los reclamos existenciales de Chris Cornell repetía las canciones de Crash, el segundo álbum de Dave Mathews Band, y nos provocaba la misma sensación de quien se larga en una desastrada furgoneta con un par de amigos y la carretera por delante para arrancarle al mundo todo lo que de desafío y aventura nos podía entregar.
Casi 20 años después pude conocer al líder de la banda durante la visita que realizó en 2016 a La Habana junto a miembros del Comité Presidencial para las Artes y las Humanidades de los Estados Unidos. El músico recorrió el Instituto Superior de Arte y su presencia pasaba prácticamente desapercibida hasta que me le acerqué y se sintió sorprendido de que alguien lo reconociera.
—No sabía que mis canciones hubieran llegado a Cuba— me dijo después que le comenté sobre los miles de seguidores que tenía en el país desde su debut en 1994 con el disco Under the Table and Dreaming.
El músico aprovechó su primer viaje a la Isla para compartir con artistas cubanos y conocer a fondo la escena sonora de la capital, incluso participó en un concierto junto al cantautor Carlos Varela y el pianista Aldo López Gavilán en la Fábrica de Arte Cubano, en La Habana.
—Sinceramente estoy obligado a regresar a Cuba— me dijo poco antes de regresar a Estados Unidos.
— ¿Ya tienes prevista una fecha?— le pregunté
—No sé cuándo será precisamente, pero tengo que regresar. Enseguida que vuelva a Estados Unidos lo comenzaré a planear.
Ciertamente, el músico parece dispuesto a cumplir su promesa. Zafra conoció que Dave Mathews ha mantenido en su agenda un posible concierto junto a su banda en Cuba que en principio estaba previsto para el pasado año, pero lo mudaron tentativamente para el 2018.
Dave es el principal inspirador de este proyecto que mantiene el respaldo de varias instituciones estadounidenses que promovieron el acercamiento con Cuba tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambas naciones, impulsado por el presidente Raúl Castro y el ex mandatario Barack Obama.
Dave Mathews se ganaba la vida como cantinero en un bar de Virginia antes de que un productor descubriera que tenía todo para subir a las grandes ligas de la música. Si bien es uno de los iconos del rock estadounidense, su partida de nacimiento no está firmada en EE-.UU. El cantante y compositor, autor de clásicos como So Much to Say y Crash Into Me, nació en 1967 en Sudáfrica y a los tres años su familia lo trajo a Estados Unidos.
En medio de la movida del grunge y el rock alternativo de los años 90, Dave Mathews Band entró en juego con su singular mezcla de jazz, rock, y country. Mientras sus compañeros de generación le cantaban al abismo de la angustia existencial, a la frustración y se cuestionaban diariamente el lugar que ocupaban en el mundo, la banda de Dave ponía en libertad una música más luminosa que, dicho sea todo, no perdía ese compromiso que llamaba desde el fondo al movimiento underground de los 90 que tuvo su epicentro en Seattle.
La banda luego publicaría más de siete fonogramas entre los que aparecen los imperdibles Stand Up, y Big Whiskey and the GrooGrux King. Sin embargo, como sucede con las obras creadas en medio de la ebullición y la libertad de la primera juventud, su álbum Crash alcanzó la categoría de clásico del rock anglosajón y se ha mantenido acompañando a legiones en todo el mundo, entre ellas miles de cubanos que agradecerían como nadie un concierto de Dave Mathews en Cuba.
